España, una democracia aparente


Ramiro GRAU MORANCHO

Ramiro Grau Morancho
Ramiro Grau Morancho

Llamamos democracia a aquel sistema político en el que el gobierno se realiza por representantes elegidos por el pueblo. Es decir una forma de gobierno en el que la soberanía reside en el pueblo, y los políticos son meros mandatarios, que actúan en nombre y representación de sus electores, el pueblo soberano.

¿España es una democracia? Parece evidente que no. Los políticos constituyen una clase aparte, una casta de intocables, absolutamente profesionalizados, que hacen de la política su única ocupación, y que van saltando de cargo en cargo, hasta la jubilación, como cualquier otro trabajador. Y, para más inri, muchos de ellos nunca han ejercido profesión u oficio que no sea la política, por lo que tienen un desconocimiento, total y absoluto, de la realidad social.

Por no hablar de la escasa preparación intelectual y académica de una buena parte de nuestra clase política, que es inferior a la de cualquier demandante de empleo en el Inem, pese a lo cual se les nombra ministros o consejeros de estado, sin rubor alguno por parte de quien les nombra.

El resultado está a la vista: ocurrencias y chorradas por doquier, estupideces dichas con voz grandilocuente, generalidades y vaguedades dichas sin ton ni son, y demagogia, mucha demagogia, convencidos como están de que el pueblo es todavía más tonto que ellos, que ya es decir. Confío y espero que tras el batacazo electoral del pasado día 24 de mayo, los dirigentes del PP se hayan dado cuenta de que los electores no son tan cortos como ellos suponían, aunque haya que elegir entre Guatemala-PP o Guatepeor-PSOE, teniendo en cuenta el sistema bipartidista que existe en España, pienso que por poco tiempo, pues vamos a pasar a un modelo de cuatro partidos estatales, incluyendo a Podemos y Ciudadanos.

Tanto el legislativo como el ejecutivo tienen las mismas carencias de formación, y persiguen la búsqueda no del interés general, sino el interés particular, propio y privativo, de los respectivos partidos políticos, salvo honrosas excepciones, que también las hay. Pero excepciones, al fin y al cabo.

¿Y el poder judicial? Pues ni está ni se le espera. La administración de justicia ha pasado a ser eso, una administración más, con un buen número de jueces y fiscales que saltan alegremente de la política a la justicia y de la justicia a la política, siempre de la mano de un partido político al que deberán sus ascensos y cargos. Y las deudas hay que pagarlas… Menos mal que todavía quedan jueces y fiscales independientes, y auténticamente profesionales.

Una Cataluña insolidaria con el resto de España, unas comunidades autónomas disfrutando de privilegios fiscales heredados del franquismo, como el País Vasco y Navarra, y dos focos separatistas en Cataluña y Vascongadas, sin que el Gobierno se atreva a coger el toro por los cuernos…

Mientras tanto las competencias sanitarias, educativas e incluso policiales, se han ido dejando en manos de las autonomías, algunas de las cuales están creando auténticos cuerpos armados, que Dios quiera no utilicen algún día para defender su “independencia”

¿Tiene solución España? La verdad es que lo dudo.

Abogado, Profesor Universitario de Derecho y Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. http://www.ramirograumorancho.com

 

2 Comments

  1. En Aragón acabamos de ver los casos de Rudi e Iglesias, ambos catapultados por sus respectivos partidos al Senado…, a pesar de haber perdido las elecciones, la primera, y no haberse atrevido a volver a presentar, el segundo, pues era consciente de que las iba a perder.
    Pero el «cursum honorum» sigue aplicándose, como en la época de los romanos. Se empieza de edil o cuestor, es decir concejal o cargos similares, y en el mejor de los casos se acaba en el Senado.
    Sólo que el Senado romano realmente era importante, pues eran quienes gobernaban el Imperio, mientras que aquí son un atajo de delincuentes políticos, a los que ya no pueden ver ni en pintura en sus respectivos territorios, pero hay que asegurarles la pitanza, por dos poderosos razones: para evitar que intriguen contra su propio partido, y para asegurar la impunidad de sus presuntos delitos…
    El Senado no sirve para nada. Para empezar, en USA, con doscientos millones de habitantes, hay sólo 100 Senadores, dos por cada uno de los 50 estados. Aquí, con 46 millones de habitantes, tenemos cerca de 300 Senadores, y aún hacemos corto, pues queda gente sin colocar, como Biel.
    ¡Pobre hombre! Todo una vida dedicado a chupar del bote, para acabar como un pobre jubilado más, sólo que en su caso con los riñones muy bien cubiertos, que media provincia de Teruel (dicen que) es suya…

  2. Si España es una democracia aparente, y estoy de acuerdo con la definición, imagínese usted Aragón…
    Aquí promocionamos al Senado a una ex presidenta que ha perdido las elecciones, Rudi, y a otro ex presidente, Iglesias, rodeado de corrupción por todas partes, corrupción de la que él por lo visto no se enteraba.
    O tenemos un Justicia de Aragón, teóricamente destinado a defender a los ciudadanos de los atropellos de la Administración, que no hace más que chorradas, para «justificar» los más de dos millones de euros que nos cuesta al año. Y que lleva cerca de 20 años en el cargo, y ahí sigue, tan ricamente.
    Yo creo que lo único que funciona realmente es la Cámara de Cuentas de Aragón, que son sólo tres auditores está realizando un gran trabajo, levantando acta de todas las irregularidades económicas y presupuestarias. ¡Lástima que luego no se depuren las responsabilidades pertinentes! Pero eso ya no es problema suyo, sino de las Instituciones, que son incapaces de regenerarse.

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