Los representantes de los médicos de Atención Primaria en Aragón confirmaron ayer la existencia de listas de espera como consecuencia de los recortes y estiman que habría que aumentar la plantilla entre «300 y 400» sanitarios. Una estimación «a ojo», del secretario autonómico de Cemsatse –sindicatos de médicos de Aragón–, Lorenzo Arracó. «Un plan de choque siempre es un desastre», sentenció. «Hace falta una plantilla y un servicio suficiente, pero con una previsión de todo el año y no con un autobús de mamografías durante un día».
Para los representantes del cuerpo de atención primaria este tipo de iniciativas del Gobierno son un «atajo» para lograr disminuir las listas de espera. Según los datos ofrecidos por Marea Blanca, en los últimos cinco meses la demora para las primeras consultas del especialista han crecido un 34%.
Arracó recordó que el Gobierno de Aragón se comprometió a publicar antes de final de año un estudio sobre la plantilla de sanitarios en la comunidad, que ronda los 20.000.
De forma paralela, el representante de Medicina Rural en Médicos de Atención Primaria, Jesús Rodrigo, mencionó el problema demográfico al que se enfrentan los sanitarios. Señalaron la necesidad de adaptar los centros hospitalarios a la nueva situación demográfica, sobre todo en aquellos núcleos en los que la población está descendiendo y envejeciendo.
HERALDO SANITARIO y POLÍTICO - SATÍRICO DE OREGÓN 
Estos, lo único que piensan es en coge el dinero y corre. Lo han demostrado en todas las comunidades y todo el personal sanitario (de cualquier estamento) mas los pacientes, les importamos un bledo.
Intentar atajar un problema que se ha hecho estructural como consecuencia de la dejadez y el desinterés de tres años, mediante una solución coyuntural es un error de proporciones descomunales. El sistema sanitario es como una máquina con grandes inercias que, alcanzada una adecuada velocidad de crucero funciona con una más que aceptable eficiencia pero que es tremendamente ineficiente cuando se la hace funcionar a empujones. Las citas electorales no tienen que marcar el ritmo de funcionamiento. Evidentemente Oliván debía haber pensado que eliminar las peonadas tendría consecuencias si no se arbitraban medidas alternativas. Aunque quizás lo pensó y no le importó nada.