Condena por no hacer una biopsia a un tumor tras dar quimio y antes de intervenir la zona


El TSJ de Castilla y León ha condenado al Sacyl a indemnizar con 80.000 euros a un paciente que fue sometido a una laringectomía total y el vaciamiento ganglionar bilateral.

Indemnizan a un paciente con 80.000 euros que se quedó mudo tras una laringectomía total y vaciamiento ganglionar bilateral. Foto: DM

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha aplicado la doctrina de la pérdida de oportunidad en la condena a la Consejería de Sanidad de esta comunidad por realizar un cirugía radical de laringectomía para extirpar un tumor, sin realizar una biopsia previa a la drástica operación y tras un tratamiento de quimio que había tenido respuesta.

La Administración deberá compensar con 80.000 euros el «daño moral» ocasionado al paciente, que hoy está mudo, al «no haber puesto a su disposición todos los medios y pruebas posibles para valorar -con una mayor información- la persistencia del tumor y con ello la inevitabilidad o no de la intervención«.

INDEMNIZAN LA INCERTIDUMBRE

Al ampararse en la doctrina de la pérdida de oportunidad, los magistrados recuerdan que no están indemnizando el daño ocasionado al paciente, que está mudo, sino «la incertidumbre en torno a la secuencia que hubieran tomado los hechos de haberse seguido en el funcionamiento del servicio sanitario otros parámetros de actuación«. Es decir, «los parámetros de actuación» que indican las guías clínicas para estos casos, a las que alude la sentencia, y que pasaban por hacer una biopsia del tumor previa a la intervención.

El abogado de la familia ha sido Santiago Díez Martínez, colaborador de la Asociación el Defensor del Paciente.

CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS

Los hechos que se juzgan comienzan cuando el paciente, un hombre de 61 años, comenzó un cuadro de disfonía persistente y su médico le remitió al servicio de ORL del Complejo Hospitalario de Palencia.

En la exploración de la zona identificaron una tumoración en la cuerda vocal izquierda. Solicitaron un TAC y una biopsia, que confirmaron la tumoración y que no era operable en ese momento. Anatomía Patológica dijo que era un «carcinoma epidermoide de superficialmente ulcerado».

Entonces, de febrero a abril de 2020, el paciente recibió el primer ciclo de quimioterapia. Al terminar, en mayo, se solicitó un nuevo TAC, que informó de «una mínima respuesta con reducción del tamaño de la tumoración». Y en ese momento no sometieron al paciente a una biopsia, algo que, como pusieron de manifiesto varios de los peritos presentes en el juicio, está indicado en las guías de National Comprehensive Cancer Network (NCCN).

Con esos resultados, el servicio de ORL decidió realizar la cirugía radical de laringectomía y vaciamiento ganglionar bilateral, la pieza se envió a Anatomía Patológica que determinó «regresión completa tumoral».

Las citadas guías fueron defendidas por el perito de la parte demandante como «las más aceptadas y empleadas para asentar las bases del tratamiento a elegir en este tipo de cánceres tras el tratamiento de quimioterapia». Pues bien, estas señalan que «si hay respuesta a la quimio [y en este caso hubo], se debe realizar un PET-TAC [que se hizo] y si es positivo una biopsia [que se omitió] y si se aprecia persistencia del tumor primario debe procederse a resección«.

Con esta manera de actuar, «no se pusieron a disposición del recurrente todos los medios y pruebas posibles para valorar -con mayor información- la persistencia del tumor y con ello la inevitabilidad o no de la intervención quirúrgica», dice la sentencia.

UNA RESPUESTA «MÍNIMA»

Porque, aunque la respuesta a la quimio ha sido definida como «mínima», lo cierto es que «fue suficiente para considerar resecable un tumor que antes no lo era».

De modo que si bien el TSJ de Castilla y León desmonta uno por uno los argumentos en contra de la actuación sanitaria en el tratamiento global del paciente, llegados a este punto reconoce que se incurrió en una «pérdida de oportunidad» al omitir esa biopsia.

Y consideran que «si bien la realización de las pruebas indicadas -biopsia y PET-TAC- no habrían descartado de un modo absoluto la persistencia del cáncer, sí habrían informado de la existencia de respuesta (que ya no sería mínima) al tratamiento combinado lo que hubiera permitido adoptar una aptitud terapéutica más conservadora y tendente a preservar el órgano». El fallo admite recurso.

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