La Sanidad de Aragón en Jaque: Siete de Cada Diez Sustituciones de Médicos de Urgencia Quedan Vacantes


La creación de una especialidad de Urgencias, una jugada errónea impulsada por intereses personales de CESM, agrava la crisis sanitaria en los hospitales aragoneses

La sanidad pública en Aragón enfrenta una crisis sin precedentes. Siete de cada diez sustituciones de médicos de Urgencias han quedado vacantes tras el último llamamiento centralizado, una situación que preocupa profundamente a medida que se acerca el verano. En el Hospital Miguel Servet, solo se han cubierto tres de los ocho puestos ofertados, reflejando una preocupante carencia de facultativos que pone en riesgo la calidad de la atención sanitaria en la región.

El consejero de Sanidad, José Luis Bancalero, un sindicalista de CESM sin formación ni experiencia adecuada para el cargo, ha expresado su preocupación por esta situación. Sin embargo, sus promesas de «seguir trabajando y estudiando qué ha podido ocurrir» suenan vacías frente a la gravedad del problema. La raíz del problema se remonta a la imposición de la creación de la especialidad de Urgencias y Emergencias, una medida forzada por el exsecretario general de CESM Nacional, Tomás Toranzo, por motivos personales, y que ha resultado ser un error de gran magnitud.

La falta de una especialidad consolidada y el envejecimiento de los médicos de Urgencias, donde más del 34% tienen más de 50 años, agrava la crisis. A partir de los 55 años, muchos médicos pueden optar por no hacer guardias, dejando un vacío en un servicio que debe funcionar las 24 horas del día, los 365 días del año. Esta situación obliga a depender de los residentes de Medicina de Familia y Comunitaria, quienes voluntariamente cubren las vacantes en centros de difícil cobertura.

Susana Martínez, médica de Urgencias en el Royo Villanova y delegada de CSIF Aragón, advierte que muchos residentes no se acogerán al plan de fidelización en verano o preferirán contratos más largos en atención primaria. La dificultad para cubrir hospitales en Huesca, Calatayud, Jaca y Barbastro es evidente, y los planes para abordar esta situación llegan tarde y mal diseñados.

El presidente del Colegio de Médicos de Zaragoza, Javier García Tirado, subraya que la insuficiente dotación de personal en urgencias y otros ámbitos asistenciales no solo deteriora la calidad de la atención, sino que también restringe las posibilidades de vacaciones del personal médico, aumentando el malestar en las plantillas. Esta situación, ya previsible desde hace años, ha llevado a un punto crítico con el cierre de camas y la reducción de la actividad quirúrgica programada en los hospitales aragoneses.

El Hospital Miguel Servet, el más grande de Aragón, planea cerrar hasta 234 camas en agosto, incluyendo la UCI de adultos polivalente y parte de la UCI pediátrica, una medida que refleja la desesperación por la falta de personal. Los centros médicos de especialidades también cerrarán por las tardes durante el verano, reduciendo aún más la capacidad de atención.

En resumen, la imposición de la especialidad de Urgencias y la falta de una gestión adecuada han llevado a la sanidad aragonesa a una situación insostenible. La crisis actual no es más que el resultado de años de decisiones mal tomadas y una falta de previsión que ahora pasa factura, poniendo en riesgo la calidad y la eficiencia del sistema de salud en Aragón.

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