La Destrucción Silenciosa de la Sanidad Pública Aragonesa


Ignorancia y Mala Fe: La Peligrosa Medida de Bancalero que Amenaza la Salud Pública

Bancalero destruyendo la sanidad pública como consecuencia de su ignorancia

Por Pedro Navaja. Médico

La reciente decisión del consejero de Sanidad de Aragón, José Luis Bancalero, de anular la exclusividad de los jefes de servicio del Servicio Aragonés de Salud (Salud) y de los directivos del hospital, no solo es polémica sino que refleja una preocupante falta de comprensión sobre la gestión sanitaria y los principios básicos de cualquier organización moderna. Bancalero, un sindicalista sin formación ni experiencia en temas como economía de la salud, gestión y política sanitaria, está llevando a la sanidad pública aragonesa por un camino peligroso.

La enmienda, promovida por el Partido Popular y defendida por Bancalero, elimina la obligación de dedicación exclusiva para estos altos cargos, permitiéndoles compatibilizar sus puestos en el sector público con la propiedad o trabajo en clínicas privadas. Esta medida, según Bancalero, busca «suprimir la falta de libertad que le encanta a la izquierda actual», pero en realidad, es una barbaridad que cualquier empresa del mundo prohíbe taxativamente. Permitir que un directivo de Salud pueda tener intereses en el sector privado es abrir la puerta a conflictos de intereses y prácticas corruptas que solo pueden perjudicar a la sanidad pública.

Iván Carpi, portavoz parlamentario de Sanidad del Partido Socialista Obrero Español y exdirector de Enfermería, ha criticado duramente la medida, señalando la falta de transparencia y los riesgos inherentes a permitir que los directivos tengan intereses en el sector privado. Bancalero, sin embargo, ha desestimado estas críticas con una retórica vacía, destacando que la ley profesional sanitaria reconoce varios ámbitos de trabajo, como el asistencial, docente, investigador y de gestión, y que su objetivo es «quitar las limitaciones».

Esta defensa de Bancalero no solo es errónea sino peligrosa. La dedicación exclusiva no es una «limitación» arbitraria, sino una medida esencial para asegurar que los responsables de la sanidad pública no tengan intereses contrapuestos que puedan influir en sus decisiones. La gestión de la sanidad pública requiere un compromiso total y una dedicación exclusiva para evitar cualquier conflicto de interés que pueda comprometer la calidad del servicio y la salud de los ciudadanos.

La eliminación de esta exclusividad podría tener consecuencias desastrosas para la sanidad pública aragonesa. Permitir que los jefes de servicio y directivos tengan intereses en clínicas privadas abre la puerta a una serie de problemas éticos y de gestión. Podrían surgir situaciones donde las decisiones médicas y administrativas se tomen en función de beneficios privados y no del bienestar de los pacientes.

La falta de formación y experiencia de Bancalero en la gestión sanitaria queda patente en esta decisión, que no solo es ignorante sino también de mala fe. Es un ataque directo a los principios básicos de una sanidad pública eficiente y justa, y su implementación podría suponer un retroceso significativo en la calidad de la atención sanitaria en Aragón.

En resumen, la medida propuesta por Bancalero es un claro ejemplo de cómo la falta de conocimiento y la mala fe pueden destruir los pilares de la sanidad pública. Es crucial que las decisiones en este ámbito se tomen con un conocimiento profundo y una visión clara de los principios éticos y organizativos que deben regir la gestión sanitaria, algo que evidentemente, Bancalero no posee.

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