Termina el MIR: soy médico tras 350 guardias y futuro «incierto»


 Tres residentes hacen un balance de su etapa formativa y de los retos más complicados a los que se han enfrentado

Tres residentes hacen un balance de su formación MIR al estar a punto de concluir su año como R5.

Ángel Ricardo Rodríguez Pérez, Itziar Diego y Yago Garitaonaindia Díaz.

Este mes de mayo, los residentes que empezaron su formación MIR en 2019 y que ahora son R5 finalizan su etapa de residencia. Tras cinco años de jornadas intensas donde han podido conocer a fondo todos los entresijos de su especialidad, llegan al final de este periodo y pasan a ser médicos especialistas de forma oficial. Redacción Médica ha acompañado a tres R5 en la recta final de su formación MIR para hacer un balance de estos años y conocer el futuro que les espera.

Ángel Ricardo Rodríguez Pérez, es R5 de Oncología Médica en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid. Para él, este año ha estado marcado por la oportunidad de hacer más investigación, la posibilidad de rotar en otro centro, desarrollar colaboraciones y centrarse en patologías concretas. «En el último año puedes integrar toda tu formación y es donde más confiado te encuentras, donde asumes más responsabilidad de cara al desempeño de los pacientes que te va a servir para salir al mundo real y ser el único responsable de los pacientes«, explica a este diario.

Este residente valora sus cinco años de residencia como «bonitos, pero sacrificados», aunque asegura que merece la pena. En cuanto a la especialidad, reconoce que la Oncología es «todoterreno» y no le ha defraudado, porque en ella puedes formarte tanto en la investigación más básica como la más clínica, gestión, farmacoeconomía o cultura de especialidades quirúrgicas: «Me ha sorprendido lo rápido que ha avanzado el paradigma en ciertos cánceres. Lo que hace dos años era lo estándar no se parece en nada dos años después y esos giros 180º los he vivido dentro de la residencia, hacía las cosas de una forma y al volver a rotar en la especialidad, tuve que reaprenderlo, porque salía un último ensayo clínico o se aprobaba la combinación de fármacos por el Ministerio y no tenía nada que ver».

Yago Garitaonaindia Díaz, también es R5 de Oncología Médica, en el Hospital Universitario Puerta de Hierro. Durante su etapa como MIR reconoce que ha aprendido lo que es la «Medicina de verdad» y las diferencias que hay una vez haces el salto como estudiante a residente: «Cuando empiezas de R1 ves que la formación de las universidades en España tiene muy poca práctica. El MIR te da eso», explica.

En una especialidad de cinco años tan variada como la Medicina Interna, permite a los residentes conocer todas las ramas de la misma. Así lo comenta Itziar Diego, R5 de Interna en el Hospital Universitario Puerta del Hierro: «La diferencia más grande de este último año MIR es la autonomía. He tenido la responsabilidad de los pacientes, con supervisión si tenía dudas, pero llevándolo por mi cuenta, con todo lo que ello conlleva. Pero era muy emocionante saber que de principio a fin las decisiones médicas eran tomadas por mí».

En su caso, la especialidad ha cumplido sus expectativas, aunque reconoce que manejar la incertidumbre «ha sido duro», porque es una especialidad «muy transversal». «Ha sido abrumador en ocasiones, pero muy gratificante cuando se ha llegado al diagnóstico. Lo que más me ha sorprendido ha sido el resultado que se ha obtenido tras un seguimiento durante mucho tiempo, comenzar un tratamiento y ver el cambio drástico en la calidad de vida del paciente», insiste.


«La pandemia nos afectó mucho como residentes, llegamos a hacer turnos de 24 horas cada tres días»

Guardias y pandemia, lo más duro de sus 5 años MIR

Si en algo coinciden los residentes que se encuentran en la recta final de su formación es en lo que les ha parecido más difícil de todo el MIR. La pandemia les afectó de lleno, y no sólo durante la primera ola. «Paralizó durante cuatro meses la actividad hospitalaria normal y en Oncología esa parálisis supuso diagnósticos muy evolucionados y pérdida del seguimiento de pacientes y de diagnósticos y tratamientos precoces. También la falta de camas, ingresos altos, retrasos en programaciones quirúrgicas, en tratamientos de quimioterapia…» enumera Ángel.

Para Yago, lo más difícil de estos años ha sido la carga psicológica y emocional que tiene la Oncología con ciertos pacientes y cómo la pandemia covid dificultó todo esto en cuanto a la organización de hospitales, falta de medios y de formación a la hora de afrontarla: «Los residentes tuvimos un papel fundamental en la atención a pacientes covid. Hacíamos turnos de 24 horas cada tres días, fue muy intenso». Por otro lado, para Itziar lo más duro fue asumir que la Medicina «no lo puede todo» y «no siempre se llega a los objetivos que uno se plantea con el paciente»: «A veces no se trata de curar, sino de acompañar, y eso también forma parte de la Medicina».

En cuanto a las guardias, asumen que ha sido duro adaptarse a estos turnos, pero reconocen que tiene un alto componente formativo y la curva de aprendizaje en las guardias es «impresionante«: «Habré hecho en torno a 350 o 360 guardias y lo valoro como un trabajo tremendamente agotador, con 24 horas con la mente activa, pero que me ha permitido aprender mucho. Todas las horas invertidas son de aprendizaje muy salvaje», asume la residente Itziar.


«Lo más duro ha sido asumir que la Medicina no lo puede todo y que, a veces, no se trata de curar, sino de acompañar al paciente»

¿Qué futuro les espera tras el MIR?

Una vez finalizado el año de R5 se dibujan panoramas muy diferentes en el futuro de estos residentes. En el caso de Oncología, Ángel reconoce que la especialidad está «muriendo de éxito» y hay un paro del cero por ciento. «He hecho entrevistas y buscado trabajo, y me he dado cuenta de que muchos centros están con uno o dos profesionales menos, se notaba hasta cierta desesperación y necesidad de incorporación inmediata en muchos hospitales. Sin embargo, los contratos cuando acabas la residencia, en el caso del centro de Madrid, no son los mejores. Son becas, cubrir bajas y, personalmente, no buscaba eso, así que me voy a mudar. En Canarias me ofrecen un contrato de nueve meses al cien por cien y con posibilidad de ampliar y voy a probarlo», explica.

Yago ha decidido que, a pesar de que le han ofrecido trabajo en su hospital, algo que le gusta porque puede entrar en investigación y concretamente en el área de cáncer de pulmón, que le interesa mucho, ha pedido una beca para poder irse fuera. «Es una cuestión personal, pero después de la rotación externa me gustaría tener la opción de vivir unos años en otro país, aprender cómo se hacen las cosas fuera, explorar el mundo», señala.

Por último, Itziar todavía no tiene nada cien por cien cerrado, aunque es posible que se quede en Madrid: «Me gustaría permanecer en mi hospital con algún contrato de verano y ya se verá más adelante, no hay nada cerrado y estoy abierta a opciones», concluye.

Origen: Redacción Médica. Termina el MIR: soy médico tras 350 guardias y futuro «incierto»

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