¡Me han robado mi plaza! ¡Malditos ladrones!

Por Delia Gil

Delia GilHace unos días me robaron definitivamente mi plaza de trabajo, una plaza obtenida con el sudor de mi frente. Una plaza ganada en la oposición de 1990 con el número uno.

Y, ¿qué es aquel que roba el sustento de su semejante?: Pues eso, “un miserable ladrón”.

Y no ha sido un miserable ladronzuelo de poca monta, no. Ha sido un ladrón de alto rango, un ladrón de guante blanco: “El SALUD”. Y además me la ha robado a mano armada, un arma blanca, pero armada al fin y al cabo. Porque eso es lo que es el MOBBING: un robo con sangre.

Y digo un robo porque eso es lo que quieren hacer, quitármela a mí, que la he ganado legalmente, para dársela a dedo a otra persona: ¡de manera ilegal!

Y digo con sangre porque así es. El Mobbing es un arma blanca para hacer desaparecer a las víctimas, sea por suicidio o por enfermedad. Es inevitable, siempre sucede una de las dos cosas, o las dos a la vez.

Y si se frustra el suicidio y la persona se recupera de la larga enfermedad siempre queda el arma blanca del juzgado. Por activa, o por pasiva, la víctima siempre desaparece de la vista de los acosadores.

Ha sido un robo promovido por “el Jefe”, a quien le interesaba regalar la plaza a un amigo suyo. Y “el Jefe” se alió con su amigo del alma “el Director”, organizando el robo mano a mano.

“El Jefe” también ganó su plaza de facultativo en la oposición de 1990, pero con un número muy por debajo del mío. Eso fue algo que nunca superó, porque yo soy mujer y una mujer nunca puede estar por delante de él.

Y como pasa en el Salud desde 1990, la plaza de “Jefe” le fue regalada a dedo poco tiempo después.

Y ahora “el Director” ha sido ascendido a “Gerente”, en premio a sus grandes servicios prestados.

¿Y qué dicen los juzgados, pues son más de uno?, ¿pues qué van a decir? Los jueces son amigos del Jefe y del Director y no van a sentenciar en su contra. Todos los jueces, que son doce (no es moco de pavo), dicen que el conflicto es un asunto de mala relación entre “el Jefe” y yo y que naturalmente la culpable de todo soy yo, que le tengo manía al “Jefe”.

Es de risa como le dan la vuelta a todo los acosadores, pero así es: según los jueces, que son muchos, soy yo la que le tengo inquina. Eso sí no saben por qué le tengo manía.

¡Todo sea por quitarme de en medio y silenciarme!, algo que ya os adelanto yo, ¡jamás conseguirán!